A pesar de que la desigualdad de ingresos entre países se ha reducido, dentro de los propios países esta ha aumentado. Lo anterior confirma que el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza si este no es inclusivo y considera las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental. Con el fin de reducir la desigualdad se ha recomendado la implementación de políticas universales que atiendan las necesidades de poblaciones desfavorecidas y marginadas. Por ejemplo, que dentro de los tratados internacionales se sigan favoreciendo las exportaciones de países en desarrollo, además de aumentar su participación a través del voto dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI). La innovación y tecnología tienen un rol fundamental para reducir esta brecha.