El mundo se está replanteando la producción y distribución de alimentos. De no mejorar la prácticas en agricultura, silvicultura, pesca, etc., será imposible alimentar a los 821 millones de personas que padecen hambre actualmente y a los 2 millones adicionales que se calcula estén en situación de desnutrición para 2050. Invertir en la producción sostenible de alimentos es necesario para erradicar el hambre, asegurar el desarrollo de zonas rurales y sus habitantes, y garantizar la preservación del medio ambiente.