El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Sin embargo, actualmente el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050 se espera que al menos 25% de la población mundial viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. Actualmente la sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición. Esa escasez de recursos hídricos, junto con la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado repercuten en la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la oportunidad de educación para las familias pobres en todo el mundo. Afortunadamente, se han hecho algunos avances en la última década y más del 90% de la población mundial tiene acceso a fuentes de agua potable mejoradas.